bell hooks. Capitan Swing, 2021
ESCRIBE:
Clara M. Rodríguez Fernández

Conocía a bell hooks como teórica feminista decolonial y al leer este libro me he llevado una grata sorpresa, pues he descubierto que ha dedicado toda su vida a la enseñanza en centros universitarios. Por esta razón, Enseñar a transgredir más que un compendio de ensayos teóricos sobre la pedagogía comprometida, es un compendio de prácticas liberadoras extraídas de la propia experiencia de vida de la autora.
Comienza el libro con el prólogo de Marta Malo, traductora y activista feminista, a la cual la conocí por primera vez cuando cayó en mis manos A la deriva por los circuitos de la precariedad femenina, uno de los primeros libros que leí sobre las discriminaciones de las mujeres en el ámbito laboral. Y precisamente, bell hooks nos habla, además de pedagogía, sobre su experiencia como docente negra, pobre y del sur de Estados Unidos en instituciones universitarias elitistas, allá por la década de los años 70. Precisamente, a lo largo del libro hooks reflexiona sobre cómo acabó una chica negra y pobre dando clases en la Universidad, una profesión que nunca imaginó que realizaría. Y sin embargo, fue su única profesión. Pero, tal como ella relata, esta labor le permitió poner en práctica sus ideas libertarias. Y no digo con esto que bell hooks abrazara el anarquismo, no lo sé, pero sí diré que la pedagogía que ponía en práctica en sus clases y que nos propone en este libro, es libertaria.
De este modo, algo que siempre se podía encontrar en sus clases era darle voz al alumnado, con la intención de hacerlo partícipe en este proceso de enseñanza y aprendizaje que construimos juntos y juntas, profesorado y alumnado. Ella lo llama crear comunidad de aprendizaje abierta. Aquí encontramos la influencia clara de Paulo Freire, uno de sus maestros, junto al monje budista vietnamita Thich Nhat Hanh. De hecho, cito textualmente sus palabras, “nuestro trabajo no es sólo compartir información, sino participar en el crecimiento intelectual y espiritual de nuestros y nuestras estudiantes”.
Por otro lado, según hooks, otro aspecto característico de sus clases era conocer cuáles eran los orígenes, el contexto y por tanto, los intereses del alumnado que tenía delante, ya que hooks tenía claro que no podemos estar hablándole de arte románico al que tiene hambre. Un aspecto que vivió en su propio cuerpo cuando de pequeña el alumnado negro que estaba segregado en sus propias escuelas, fue obligado a mezclarse en las escuelas de blancos. Con este cambio hicieron un lavado de cara al racismo de la època, ya que según ella, no hubo ninguna intención de mejorar la situación; en las escuelas de blancos seguían hablando y actuando desde una cultura de blancos que nada tenía que ver con la realidad que vivían el alumnado negro en sus barrios segregados.
“Nuestro trabajo no es solo compartir información, sino participar en el crecimiento intelectual y espiritual de nuestros y nuestras estudiantes”
Un aspecto interesante a tener en cuenta en nuestras escuelas hoy en día por la diversidad que nos encontramos: ¿cómo acogemos al alumnado que proviene de familias migradas?, ¿cómo gestionar una clase de manera eficaz cuando nos encontramos ante un alumnado racial y étnicamente diverso, con el cual es posible que no se comparta origen de clase, lenguaje, destrezas comunicativas ni inquietudes?, ¿cómo favorecer el diálogo y el pensamiento crítico para ser conscientes de los privilegios de unos (con sus miedos) y la opresión de los otros (con los sentimientos de odio y rabia que produce esta opresión)?, ¿realmente acogemos su idiosincrasia o nos esforzamos para que aprenda nuestra cultura y punto?, ¿existe la segregación en las escuelas madrileñas, catalanas, andaluzas, etc?
De igual modo, bell hooks nos habla de la importancia del cuerpo en las aulas, de cómo el profesorado pone su cuerpo en acción en las clases: qué color tiene su piel, cuál es su género, cómo va vestido, cómo se mueve, dónde se posiciona en clase, cómo habla, cómo es su lenguaje. hooks nos muestra cómo todo este lenguaje no verbal también enseña al alumnado cómo es la autoridad, si se identifican con ella o no, qué posibilidades de futuro tienen si son totalmente diferentes de esta autoridad.
Además de pedagogía comprometida, hooks en el segundo capítulo titulado “Una revolución de los valores” también

reflexiona sobre el mantenimiento actual de los sistemas de dominación, nombrando tanto el racismo, el sexismo, la explotación de clases, como el imperialismo. Con lo cual nos deja claro que su pensamiento sobre un mundo nuevo tiene en cuenta todas las opresiones existentes actualmente. Especialmente revelador es este párrafo: “En retrospectiva, me doy cuenta de que, en los últimos veinte años, he conocido mucha gente que dice estar comprometida con la libertad y la justicia para todos y todas, aunque la manera en la que vive, los valores y maneras de ser que institucionaliza en el día a día, en rituales públicos y privados, contribuyen al mantenimiento de la cultura de la dominación, ayudan a crear un mundo no libre”.
Para acabar, añadir que el libro está plagado de ideas que nos pueden hacer reflexionar sobre cómo queremos que sean nuestras clases, nuestros centros educativos y por ende, nuestra sociedad, que por falta de espacio se hace imposible nombrarlos todos. Y por tanto, os invito a descubrirlos a través de su lectura. En palabras de hooks: “Con este ensayo sumo mi voz al llamamiento colectivo por una renovación y por un rejuvenecimiento de nuestras prácticas docentes”.
Que la tierra te sea leve, compañera.
[…] Enseñar a transgredir. La educación como práctica de la libertad. Clara M. Rodríguez […]
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