Formación Profesional, análisis y propuestas

ESCRIBE: Jose Manuel Rubio

Desde hace años se habla de la necesidad de potenciar los estudios de FP como solución en la salida de la crisis económica y como la opción más válida para obtener ocupación. La formación profesional es considerada, de forma prácticamente unánime, como uno de los temas de gran trascendencia para el futuro profesional de los individuos, la competitividad de las empresas y el desarrollo de los países. Hablar sobre la importancia de la formación profesional, para atribuirle la solución a todo tipo de problemas, constituye uno de los tópicos empleados con más frecuencia. Parece que todo se puede resolver a través de la formación profesional, pero son verdades a medias.

“Conviene diferenciar entre educación, formación y formación profesional, conceptos que muy a menudo se utilizan de forma indistinta pero que tienen significados diferenciados”

Para conseguir esos objetivos (salida de la crisis y obtención de ocupación) se han implantado unos planes de FP al servicio de las empresas, más que al servicio de la educación y formación de las personas. Como ya nos alertaba Carlos Fernández de Liria en Escuela o barbarie, «la pretensión de convertir la escuela en una fábrica de mano de obra es una barbaridad». Pero en esta línea han ido encaminadas todas las modificaciones de la FP desde siempre y en especial desde la LOGSE.

En el currículum ha desaparecido todo tipo de enseñanzas de carácter matemático, lingüístico o social y se ha convertido este nivel en más formación profesional y menos formación o educación. Se configura, así, una FP en exclusiva de créditos profesionales y laborales .

Llegados a este punto conviene diferenciar entre educación, formación y formación profesional, conceptos que muy a menudo se utilizan de forma indistinta pero que tienen significados diferenciados.

La educación hace referencia al objetivo prioritario de desarrollar las capacidades de aprendizaje y de conocimiento generales del individuo. Una persona se educa cuando va adquiriendo las capacidades instrumentales para conocer e interpretar su entorno. Básicamente, la educación ofrece al individuo respuestas a los porqués de su vida, del mundo y de la sociedad en la cual vive.

“Se han diseñado, desde siempre, planes, leyes y decretos, al servicio exclusivo de los planes productivos de las empresas y no al de la educación de las personas”

En cambio, la formación es más específica, prepara a los individuos prioritariamente para adquirir competencias destinadas al desarrollo de su vida profesional en un sentido amplio, no solo laboral. La educación tiende a desarrollar el «saber» y la formación el «saber hacer» o el «cómo». Ambos conceptos no son antagónicos, sino muy a menudo complementarios. En la educación de una persona también se adquieren conocimientos prácticos directamente aplicables en la vida profesional y, al contrario, la formación también amplía las capacidades genéricas de aprendizaje de una persona.

La educación y la formación se diferencian en relación a sus objetivos finales.
En este contexto, la formación profesional se refiere a la enseñanza para adquirir conocimientos que se aplican a corto plazo en la resolución de problemas concretos, dando respuesta a las necesidades del entorno laboral. Se diferencia así del concepto educación, entendido como incorporación de valores y con efectos a más largo plazo.

Determinados aprendizajes pueden olvidarse, pero la organización de la capacidad de aprender perdura en el tiempo. En cambio, las competencias adquiridas a través de la formación, si no se practican se oxidan y se vuelven obsoletas.

Se entiende por formación profesional aquella formación dirigida directamente al desarrollo de una profesión o un oficio determinado. El concepto más amplio de formación designa todos los aprendizajes específicos que una persona puede adquirir a lo largo de su vida, que, aunque no estén directamente relacionados con el ejercicio de una profesión, tienen que ver con competencias que existen en el mundo laboral (Oriol Homs, La Formación Profesional en España, 2012). Para potenciar este tipo de formación profesional, se han diseñado, desde siempre, planes, leyes y decretos, al servicio exclusivo de los planes productivos de las empresas y no al de la educación de las personas. Interesan más las competencias profesionales a corto plazo que la educación y formación a largo.

Se ha orientado la FP en función de los intereses empresariales y productivos del momento. El peligro de este tipo de formación profesional es el que nos señalaba Zygmunt Bauman en Trabajo, consumismo y nuevos pobres: “el problema central era obligar a la gente a volcar su habilidad y su esfuerzo en el cumplimiento de tareas que otros le imponían y controlaban, que carecían de sentido para ella. La solución al problema fue el arranque de una instrucción mecánica dirigida a habituar a los obreros a obedecer sin pensar, al mismo tiempo que se los privaba del orgullo del trabajo bien hecho y se los obligaba a cumplir tareas, el sentido de las cuales se les escapaba.”

Veamos cuales han sido estas reformas y sus consecuencias:

— Ley de Bases de 1949 que crea los institutos laborales.
— La Ley sobre Formación Profesional Industrial de 1955 garantiza la presencia de la Iglesia casi en los mismos términos que la ley de Ordenación de la Enseñanza Media, destacando el cauce independiente que abre a la formación profesional. Se crean escuelas de reaprendizaje (dos cursos), escuelas de aprendizaje (tres años de duración) y escuelas de maestría (dos años para el título de oficial y otros para el de maestro industrial) y se impone formación profesional para las empresas que introduce el decreto del 8 de enero de 1954. Estimuladas por la Iglesia y la Organización Sindical, la FP experimentará un notable crecimiento: Institutos laborales y técnicos, Universidades laborales (22) y la obtención de los títulos de oficialía, maestría industrial o peritaje.
— Ley General de Educación 1970: FP1 (2 años) con acceso con certificado escolar aunque no se tuviese el graduado de EGB y FP2 (3 años).
— LOGSE 1990: Ciclos de Grado Medio (2 cursos) acceso con ESO o pruebas específicas y de Grado Superior (2 cursos).
— Ley Orgánica 5/2002, de las Calificaciones y de la Formación Profesional, tiene por objetivo la ordenación de un sistema integral de formación profesional, cualificaciones y acreditación, que responda con eficacia y transparencia a las demandas sociales y económicas e integra los tres subsistemas (reglada, ocupacional y continuada) de la FP. Darle un papel importante a los sindicatos y organizaciones empresariales en la formación, ha supuesto en la práctica una fuente de corrupción. Permitió que los cursos de formación ocupacional o continua se convirtieran en una forma de financiación encubierta de sindicatos, fundaciones y partidos.
— Ley Orgánica de Formación Profesional (2021), un sistema único de Formación Profesional que conecta la formación con el empleo:
• El texto consolida una oferta formativa única, acreditable y flexible dirigida a estudiantes y trabajadores, tanto empleados como desempleados.
• Toda la Formación Profesional pasa a ser Dual: se incrementa el tiempo de permanencia en centros de trabajo y la implicación de las empresas en la formación y evaluación de los alumnos y alumnas.
• Se establece un sistema gradual y acumulable, que abarca desde microformaciones hasta cursos de especialización.

En Cataluña la Ley 10/2015, de 19 junio, de formación y cualificación profesionales en principio, “permitirá fomentar la ocupación y la mejora profesional y una mejor formación para la empleabilidad y la competitividad empresarial”. Su objetivo fundamental es formar profesionales para “adaptarse a la evolución del mercado laboral”.

La ley crea la Comisión Rectora del Sistema de Formación y Cualificación Profesionales de Cataluña y se adscribe al Departamento de la Presidencia; como también se crea la Agencia Pública de FQPC. La ley desplaza el centro de gravedad de la Formación Profesional, del Departamento de Enseñanza al Departamento de la Presidencia o al Departamento de Empresa y Conocimiento. Las decisiones las tomará una Comisión Rectora que dependerá de presidencia y estará formada por Generalitat, sindicatos y empresas. Siete años después de haber sido aprobada, el despliegue de la Ley catalana de FP sigue parado, existiendo una descoordinación patente entre los diferentes departamentos implicados.

Los informes de la OCDE sobre educación nos alertan de la necesidad de tomar en serio las reformas de la educación en general y de la formación profesional especialmente. En los países de la OCDE el 35% de media de los jóvenes de 15 a 19 años estaban matriculados en programas generales de segunda etapa de educación secundaria y otro 25%, en programas de formación profesional, de los cuales el 7% estudian programas mixtos impartidos en el centro educativo y en el puesto de trabajo (dual). En España estas proporciones son del 47%, 13% y 0,2%, respectivamente. Así mismo, el país cuenta con una de las proporciones más bajas de estudiantes de 15 a 19 años matriculados en programas de segunda etapa de educación secundaria de formación profesional entre los países de la OCDE.

En estos niveles de edad, en España hay un 14% menos de alumnado en FP (CINE 4,GM) que en la media de la OCDE. Y solo el 0’2% lo hacen en formación dual. La orientación del informe es clara: “la formación profesional y la capacitación laboral pueden proporcionar rutas más directas al mercado laboral”.

Así pues, sin caer en demagogias fáciles, es recomendable que se hable de la formación profesional, pero mucho más importante es que se utilicen esfuerzos y recursos. El 2009 fue el año de más inversión educativa respecto al PIB en España, 4’95%, lejos del 6% recomendado y necesario. Hoy la inversión no llega al 4’4% del PIB.

La inversión en Formación ocupacional se ha reducido en más de un 50% desde 2009. Las empresas españolas solo invierten en formación un 0’2% de su masa laboral, lejos de la inversión del 0’8% alemana y del 0’7% que cotizan para formación la persona trabajadora y la empresa.

Con estos datos, la relación de la EPA, entre formación y ocupación es lógica: “Se observa, que el tiempo que tardan en encontrar trabajo las personas demandantes de ocupación es inversamente proporcional en su nivel de formación” y que un % elevado de la población en paro se encuentra sin ninguna capacitación profesional reconocida:
— Las tasas de paro más elevadas se registran en colectivos con formación básica.
— Las tasas de actividad más elevadas se registran en personas que han finalizado la enseñanza secundaria superior y se han formado en ciencias, mecánica y electrónica, industria manufacturera y construcción, en agricultura y salud y servicios sociales.

En el caso de los jóvenes, aunque el paro está afectando a todos los niveles por igual, la carencia o deficiencia en la formación es una de las causas de la desocupación. Igual que en el resto de la población, es en los niveles de estudios más bajos en los cuales se concentra el mayor número de personas en paro.

“Una formación profesional gratuita y de calidad, con una oferta suficiente
de plazas que cubra la demanda, que garantice una buena formación y educación, un incremento de la calificación de los puestos de trabajo y que asegure la remuneración y
cotización de las prácticas y el trabajo estable para el estudiantado”

Y es aquí donde tenemos que hablar de la importancia de la formación permanente y de la calificación y recalificación de trabajadores y trabajadoras. Son las enseñanzas de Formación Profesional en los centros educativos las que pueden dar una respuesta adecuada y de calidad a la población. No tenemos que olvidar la importancia de una excelente orientación y asesoramiento para la elección de un itinerario formativo… profesional adecuado a cada persona.

Para el 2022 la inversión en FP es de 2.299,1 millones de euros (660 más que en 2021). Contribuirá a convertir la FP en “una de las palancas que ayude a la transformación de nuestra economía […] y en una oportunidad de empleo digno y de calidad”, ha explicado la ministra Pilar Alegría, pese a ello la inversión en educación sigue por debajo de los niveles de 2009.

PROPUESTAS PARA LA MEJORA DE LA EDUCACIÓN Y DE LA FORMACIÓN PROFESIONAL:

  • Potenciar la formación profesional, superando el desprecio que se ha impuesto en las últimas décadas sobre este tipo de educación. Apostamos por un modelo de formación profesional que, si bien esté ligado al mundo laboral, tenga una visión global y no esté dominado por la empresa privada.
  • Incremento del PIB en educación hasta el 6%
  • Incremento de las inversiones de las empresas en formación hasta llegar al 0 ‘8% de la masa salarial.
  • Introducción de créditos para la adquisición de competencias matemáticas, lingüísticas y sociales en los ciclos formativos.
  • Potenciar y fomentar la reincorporación al sistema educativo-formativo en las diferentes etapas de la vida y especialmente de las personas que no han conseguido niveles que acrediten la competencia profesional. Para lo cual es necesario la creación de la figura del profesional- tutor, que acompañe a las personas en esta etapa de búsqueda de nuevas oportunidades educativas y formativas, asesorando en la elección de un itinerario formativo-profesional adecuado a cada persona.
  • La Formación Profesional tiene un componente profesional y educativo que únicamente puede quedar garantizado dentro de las Consejerías de Educación. La Agencia Pública de Formación y Cualificación Profesionales tiene que estar adscrita al Departamento de Educación, estar adscrita a otras Consejerías como Presidencia u Ocupación sería el primer paso hacia la externalización y la privatización del servicio público de la FP. En este sentido es interesante la noticia de El País del 18/09/2021 en el que señala que “los fondos de inversión buscan negocio en la FP ante la escalada de demanda y la escasez de plazas”. La privada se abre un gran hueco.
  • Los servicios básicos, los centros de la red del sistema y el conjunto de actuaciones, servicios y programas de formación y cualificación profesionales del sistema educativo y de la formación para la ocupación (ocupacional y continua), promovidos y con fondos públicos tienen que ser de carácter gratuito, y su acción tiene que pivotar sobre los centros públicos de FP del Departamento de Educación, con su profesorado, talleres, laboratorios e infraestructuras.
  • Hay que evitar que el FP Dual acabe transformando este tipo de formación en una modalidad controlada por el sector privado, guiándose por las necesidades a corto plazo del mercado y no por una estrategia formativa a medio y largo plazo.
  • Una formación profesional gratuita y de calidad, con una oferta suficiente de plazas que cubra la demanda, que garantice una buena formación y educación, un incremento de la calificación de los puestos de trabajo y que asegure la remuneración y cotización de las prácticas y el trabajo estable para el estudiantado.
  • Dotación de los y las profesionales necesarias para mejorar la calidad de esta etapa educativa. Con horas lectivas de atención al alumnado, desdoblamientos y horas de coordinación.
  • Pruebas de capacitación y habilitaciones, estudiar casos de equiparación de exención por experiencia docente, según formación universitaria o equivalente de los docentes del cuerpo de PT tal y como han hecho en algunas Comunidades Autónomas.
  • Reconocimiento de servicios prestados por docentes que imparten PQFPI-PFI.
  • Negociar, modificar y mejorar los requisitos académicos, profesionales para poder impartir determinadas especialidades de formación profesional, pues la realidad está demostrando la dificultad para encontrar especialistas adecuados en determinadas especialidades. Todo esto dentro de la normal publicidad, capacitación, idoneidad y méritos necesarios para poder acceder a estas plazas.
  • Formación pedagógica y didáctica equivalente. Convocatorias extraordinarias de formación pedagógica adaptadas a la disponibilidad y formación del profesorado (modalidades semipresenciales y a distancia).

Quiero acabar con palabras de Nuccio Ordine en el Manifiesto de la utilidad de lo inútil: “Sería absurdo cuestionar la importancia de la preparación profesional de los objetivos de las escuelas y universidades. Pero,.. privilegiar de manera exclusiva la profesionalización de los estudiantes significa perder de vista la dimensión universal de la función educativa de la enseñanza. Ningún oficio puede ejercerse de manera consciente, si las competencias técnicas que exige no se subordinan a una formación cultural más amplia, capaz de animar a las y los alumnos a cultivar su espíritu con autonomía y dar libre curso a su curiosidad”.

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